jueves, 30 de marzo de 2017

Cristo dio la vida por nosotros y el Padre lo ha resucitado.

     Nos adentramos este mes en lo misterioso y fascinante de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, el Hijo de Dios. Seguiremos sus pasos haciendo memoria de aquel dolor que concluyó en esperanza para la humanidad nueva, de aquel que todo lo hace nuevo. En Dios nos disponemos para celebrar aquello que creemos y de lo que estamos plenamente seguros, y es que Cristo dio su vida por nosotros y el Padre lo ha Resucitado.

    Es pues, que de nuevo, Dios nos atrae y en su nombre te llamo a vivir en nuestras actitudes y circunstancias esta fe que llevamos en vasijas de barro y por tanto hemos de cuidar y valorar para que no se rompan o nos la rompan.

     En nuestras procesiones y actos litúrgicos que no se conviertan en actos para un público que nos mira al pasar, como si sólo de una representación se tratase, sino que estamos llamados a dar sentido y contenido con nuestros silencios, nuestro vestir, nuestro recogimiento, nuestra presencia serena orante de saber estar.

    Finalizada la etapa cuaresmal nos adentramos en la Pascua, auténtico sentido de nuestra fe en Cristo Resucitado, que vive entre nosotros y al que le damos nuevamente nuestro sí confiado.

Elías Francisco Zaít León, párroco.
Presentación Abril 2017.

sábado, 25 de marzo de 2017

IV Domingo de Cuaresma

     La liturgia de hoy pone el acento en otro de los signos del bautismo, el signo de la luz. La luz aparece en numerosos pasajes de la escritura representada en el fuego.
     Moisés descubrió la presencia de Dios en las llamas de una salsa que ardía sin consumirse. El Espíritu Santo vino sobre los apóstoles en forma de lenguas de fuego el día de Pentecostés. Pero sobre todo, el fuego es expresión de la luz de Jesús Resucitado. Por el bautismo pasamos de las tinieblas a la luz. Una luz, que en nuestro nombre, recibe nuestros padres y padrinos y se comprometen a hacerla crecer. Compromiso que adquirimos nosotros de forma personal por la Confirmación. La luz de Jesús Resucitado, está presente en nuestra vida desde el comienzo por el bautismo, el paso de las tinieblas a la luz, hasta el final, en nuestra despedida de este mundo, el paso hacia la luz que no se apaga.
     Repasando con calma la página del Evangelio, pidamos al Señor que nos conceda la gracia de recorrer nuestra vida iluminados por él. Que en nuestra oración personal, sobre todo en los momentos de pruebas o de dudas, sea la que le hizo el ciego "Señor que vea".
 
Les dejamos el enlace con las lecturas y un video del Evangelio.


viernes, 24 de marzo de 2017

3ª edición del Misal Romano

LA TERCERA EDICIÓN TÍPICA DE LA ORDENACIÓN 
GENERAL DEL MISAL ROMANO

UNA NUEVA TRADUCCIÓN: LA FÓRMULA DE LA 
CONSAGRACIÓN EN EL NUEVO TESTAMENTO

     En el Nuevo Testamento encontramos el relato de la Última Cena en cuatro lugares: Mateo (26,26-29), Marcos (14,22-25), Lucas (22,15-20) y 1 Corintios (11,23-26). Todo creyente está englobado en ese «por vosotros», hasta el punto de poder decir que el Señor ha muerto «por mí». Por muchos, aunque Jesús conocía el valor universal de su entrega, no dijo «por todos» sino «por muchos», cuando en la última cena se refirió al derramamiento de su sangre. Jesús utilizó la expresión «por muchos» por fidelidad a las palabras del anuncio profético de Isaías y la Iglesia utiliza «por muchos. «Todos» se mueve en el plano ontológico: el ser y obrar de Jesús, abarca a toda la humanidad, al pasado, al presente y al futuro.

     En nuestra mano esta acoger o no esta invitación salvífica. Como nos dice el libro del Apocalipsis: «Estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3,20).
     Cristo murió por todos, sí. La redención no es subjetiva sino objetiva universal (cf. GS 22). Dios «quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad» (1Tim 2,4).

     Pero Cristo no obliga a que todos acojan su salvación. Él era consciente de que no todos aceptaban su invitación a seguirle. Así, al decir «muchos» permanece abierta la inclusión de cada persona individual en ese grupo de los salvados por la muerte de Jesucristo; no obliga, como sería el caso de «todos».

     La traducción oficial de la Biblia es la de la Conferencia Episcopal Española. Traducción literal de sus oraciones y rúbricas, según lo establecido en la Instrucción sobre el uso de las lenguas vernáculas en la edición de los libros de la liturgia romana Liturgiam authenticam (28 de marzo de 2001) de la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y revisado por un profesor miembro de la Real Academia Española de la Lengua.

     El Misal contiene el prefacio de la fiesta de Santa María Magdalena (22 de julio), elevada de memoria a fiesta el 3 de junio de 2016.

     Se han unificado los títulos de las fiestas marianas, adoptando la expresión que encontramos en la visitación de María a su prima Isabel: bienaventurada «beatam me dicent omnes generationes» «bienaventurada me dirán todas las generaciones» [Lc 1,48]), y que es la que emplea el Misallatino.

     La Comunión bajo las dos especies: Como enseña el Concilio de Trento (cf. DH 1725-1729), <<bajo una cualquiera de las dos especies está Cristo entero y que no se priva de ninguna de gracia al que sólo recibe el pan o el vino consagrados, resulta más expresivo y concorde con la institución de la eucaristía («tomad y comed... tomad y bebed») recibir la comunión bajo las dos especies. En cuanto a la manera de distribuirla, se mantienen únicamente dos, bebiendo del cáliz o por intinción. Se podrá comulgar de rodillas o de pie, haciendo estos últimos una reverencia antes de recibir el sacramento (cf. núm. 160).

     Se cuidará con esmero todo lo que se relaciona directamente con el altar, donde se hace presente Cristo en las especies eucarísticas (cf. núm. 350). En esta llamada de atención hacia lo sagrado, se pone de relieve en la insistencia con que se pide que los diversos elementos de la celebración sean bendecidos: altar (cf. núm. 350), ambón (cf. núm. 309), sede (cf. núm. 310), sagrario (cf. núm. 314), vestiduras y utensilios litúrgicos (cf. núm. 335), órgano (cf. núm. 313), incienso durante la celebración (cf. núms. 120, 132, 135, 144). Queda así manifestada la finalidad «sagrada» de los objetos que se usan en la celebración, superando las semejanzas que puedan tener en el uso normal de la vida profana. A este respecto, se recomienda que las vestiduras litúrgicas lleven figuras, imágenes o símbolos que indiquen el uso sagrado.

     Es notable la importancia que la actual edición da a la belleza y a la estética que deben acompañar a la celebración eucarística, como signo concreto del respeto que nos merece este sacramento.

     La liturgia es considerada como el culto «oficial» de la Iglesia. De modo que las celebraciones litúrgicas «no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia» (SC 26). Esto significa que «la reglamentación de la sagrada liturgia es de competencia exclusiva de la autoridad eclesiástica» (SC 22 §1). Es por ello que la expresión ritual ha ido evolucionando a lo largo de la historia. 



miércoles, 22 de marzo de 2017

Sacramento de la Reconciliación

1) Sacramento de la Reconciliación, regalo de Dios a la Iglesia.

    Hace 30 años, sobre todo en las catequesis de infancia de nuestras parroquias, se denominaba al sacramento de la Reconciliación, "sacramento de la Penitencia", y se le definía como aquel por el cual se nos perdonan los pecados cometidos desde la última confesión bien hecha.
Afortunadamente, en la actualidad, esto ha cambiado un poco. Por lo menos ya es más común denominarlo sacramento de la Reconciliación, lo que describe mejor su verdadero sentido, restaurar nuestra comunión con Dios, con los hermanos y con nosotros mismos, que el error y el pecado ha estropeado, interrumpido o destruido. Es decir, reconciliarnos con Dios, con los hermanos y con nosotros mismos.
     Debemos comenzar definiendo lo que significa la palabra sacramento. Sacramento quiere decir señal o signo sagrado, o lo que es lo mismo, signo del amor de Dios y de su presencia entre nosotros.
Estos signos que Dios nos ha regalado en su Iglesia, son siete, divididos en tres grupos según el efecto que causan en nosotros. Sacramentos de Iniciación ( Bautismo, Eucaristía y Confirmación) que son los que nos introducen en la Iglesia y nos capacita para ser cristianos adultos, Sacramentos de Curación (Unción de Enfermos y Reconciliación) que son los que curan nuestro interior de las heridas producidas por el pecado y nos fortalecen en la enfermedad y en el momento de la partida hacia la Casa del Padre, Sacramentos de Servicio (Orden Sacerdotal y Matrimonio) por medio de los cuales somos capaces de poner nuestras vidas al servicio de los demás como pastores de la Iglesia o personas que se unen para formar una familia.
     Los sacramentos nacen del misterio pascual de Jesús, la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
El sacramento de la Reconciliación es un signo de curación y como ya hemos indicado, nos reconcilia con dios, con los hermanos y con nosotros mismos, restaurando la comunión que el mal y el pecado estropea, interrumpe o destruye.
     Este sacramento fue instituido por Jesús el primer día de la semana, el mismo día de la Resurrección. En este punto sería conveniente que leyeras con detenimiento Jn 20, 19-23, puesto que no es un invento de la Iglesia. Al instituirlo, Jesús nos regala el perdón de Dios Padre, pero no de cualquier manera, sino por medio de la Iglesia. Él mismo indicó a sus apóstoles que recibieran al Espíritu Santo, a quienes les perdonen los pecado les quedan perdonados y a quienes se los retengan les quedan retenidos. Jesús dio a sus discípulos, a si Iglesia, la capacidad de perdonar los pecados en su nombre, no es la Iglesia quien perdona, sino Dios Padre en Jesucristo por medio de ella.La Iglesia es solamente el puente a través del cual se derrama la misericordia de Dios que ha venido a traernos Jesús. Por tanto, son del todo equivocadas expresiones como <confesarse es un invento de la Iglesia>,<yo me confieso con Dios>, <al cura no le interesa mi vida> o <el cura es más pecador que yo>. Este sacramento es un invento de Jesús, por lo que todos los cristianos están llamados a recibirlo, porque él así lo ha dicho, y a indicado la manera de hacerlo, por medio de la Iglesia. El poner nuestra vida delante de Dios y pedirle perdón por nuestros errores, es algo que debemos hacer cada día y que además es muy sano, pero no sustituye a este sacramento, que solo puede ser administrado por un sacerdote. El sacerdote, en el momento del sacramento, no actúa por si mismo sino In persona Christi, en nombre de Cristo, quien nos acoge, nos escucha, nos mira, nos habla, nos perdona y nos bendice es el mismo Jesús a través de él, que se presta solo como medio, como puente. Y si es Jesús el que está junto a nosotros en el momento del sacramento, no tendrá otro interés que el acogernos con amor, perdonarnos, corregirnos con misericordia y devolvernos la paz. Como Jesús esta en el Sagrario, silencioso y discreto, así también es en el sacramento. El sacerdote que actúa en su nombre, está obligado por el llamado Sigilo sacramental, a mantener en secreto lo que escucha y no repetirlo jamás. Por todo ello, no debemos mostrar ningún tipo de miedo, vergüenza o reparo, en acudir a este sacramento.
     Debemos de tener en cuenta que el amor, el perdón y la misericordia de Dios no tienen límite, y de la misma manera debe ser ilimitada nuestra confianza en él, los extremos nunca son buenos, ni confesarnos cada día o cada semana, ni confesarnos dos veces en toda nuestra vida. Es conveniente buscar el equilibrio. La Iglesia manda confesarse al menos una vez al año, si se está en peligro de muerte o si se va a comulgar después de mucho tiempo. Pero esto sólo debe ser tomado como una orientación, la relación de cada persona con Dios es única, y por lo tanto diferente. Por lo que no se puede establecer una regla común para todo. Es tarea de cada uno descubrir su necesidad de acudir al sacramento de la Reconciliación. Para ello la mejor herramienta es la oración, que nos ayudará a ir contemplando y revisando nuestra vida desde la mirada y el corazón de Dios.
En nuestra vida cotidiana, antes de realizar cualquier actividad (comida, viaje, etc.), dedicamos un tiempo a su preparación, no la realizamos sin más, sino que nos detenemos a pensar en las cosas que necesitamos preparar para poder realizar dicha actividad, y que todo resulte como esperamos, pudiendo evitar cualquier contratiempo.
     También los sacramentos, como signos sagrados, con mucha más razón, requieren una debida preparación de cara a su celebración. La Iglesia nos indica cinco pasos para preparar bien y concientemente la celebración del sacramento de la Reconciliación:
- Examen de conciencia: Examinar, revisar nuestra vida a la luz del Señor, para descubrir en ella aquellos aspectos que nos alejan de Dios, de nosotros mismos y de nuestros hermanos.
- Dolor de los pecados: reconocer con humildad que no siempre somos capaces de responder con amor al amor infinito de Dios, sin castigarnos y dramatizar, sino sabiendo que Dios nos conoce y cuenta con nuestras debilidades y limitaciones porque nos ama tal y como somos.
- Propósito de la enmienda: enmendar, remendar, arreglar en nuestra vida aquello que nos ha hecho perder la sintonía con Dios, con nosotros y los hermanos, pero no confiando en nuestras fuerzas, sino apoyados en la fortaleza y gracia de Dios.
- Decir los pecados al sacerdote: acto propio de confesarse, sin ningún tipo de miedo o vergüenza, por las razones anteriormente compartidas.
- Cumplir la penitencia, o como a mi me gusta decir, dar gracias al Señor por el perdón y la misericordia recibido. Pues en realidad es de eso de lo que se trata, y no de cumplir un castigo o una pena, que es lo que da a entender la palabra penitencia. Esto mediante una oración, una lectura de la Palabra de Dios, una determinada acción, etc, el sacerdote nos indicará como debemos dar gracias a Dios por su perdón y su misericordia. Si el sacerdote nos invita a hacer nada no quiere decir que no debamos dar gracia, sino que lo deja a nuestra libertad para que nosotros, poniéndonos delante de Dios, hagamos aquello que entendamos que le es agradable como acción de gracias.

   2. El sacramento de la Reconciliación, fruto de la verdadera devoción al corazón de Jesús.

     Muchos son los santos, como el Padre Pío y otros tantos, que han profesado, experimentado o compartido una profunda devoción al Corazón de Jesús. De entre todos ellos, destaca sin duda, Santa Margarita María de Alacoque, con la devoción de los nueve primeros viernes. En nuestro tiempo no han dejado de surgir nuevas formas de expresar la devoción al Corazón de Cristo, como por ejemplo la devoción a la Divina Misericordia.
     Pero la verdadera devoción al Corazón de Jesús es la misma devoción de la propia Iglesia, de la cual nace todas las formas particulares de expresarla. Te ofrezco a continuación algunos textos de la Palabra de Dios que describen como es el corazón de Dios y como es su amor, que se manifestado en Jesús: Jn 13, 21-25: en la Última Cena, Juan el discípulo amado se inclina sobre el pecho de Jesús, característica de la misma devoción al corazón de Cristo, apoyarse y abandonarse en él, como puerta siempre abierta del corazón del Padre. Las Puertas de la Misericordia de nuestras catedrales y basílicas, la puerta de la Misericordia de Dios, el corazón de su hijo, está siempre abierta), Jn 19, 25-27: el amor del Corazón de Jesús no es exclusivo de una determinada religión o grupo, sino que se extiende a toda la humanidad. Cuando en la cruz entregó su madre al discípulo amado, no la llamó por su nombre María, sino que la llamó mujer, para escenificar que ya no solo le pertenecía a él como madre, sino que pertenece como madre a toda la humanidad. Desde nuestros primeros padres Adán y Eva hasta cada uno de nosotros, representada en el discípulo amado.Jn 19, 31-34: del costado abierto de Jesús brotó agua y sangre. Su corazón es un manantial inagotable de agua viva, al que todos estamos llamados a acercarnos para calmar la sed que las cosas del mundo no consiguen apagar. El corazón abierto es la fuente del bautismo.
Lc 15, 1-32: en las parábolas de la misericordia (El hijo pródigo, La oveja perdida y La moneda perdida) encontramos dos nuevas características del amor de Dios mostrado en Jesús. Dios nos ama a cada uno de forma personal, no de forma genérica, de forma única e irrepetible. De ahí que en las parábolas se hable de uno de los hijos, una de las ovejas y una moneda. La alegría de Dios por la cercanía de cada uno de sus hijos, por su conversión, es también personal, única e irrepetible, como se expresa en las parábolas: <<Este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, preparemos un banquete de fiestas porque lo hemos encontrado>>, <<Tomo sobre sus hombros la oveja perdida e hizo una fiesta con sus vecino y conocidos por haberla encontrado, <<Compartió su alegría por haber recuperado la moneda que se le había perdido>>. El amor de Dios y su alegría por cada uno de nosotros es único, como el amor de una madre por cada uno de sus hijos. San Juan Pablo II dijo en una ocasión como forma de expresar esta realidad, que una madre no pare cinco hijos, sino que pare un hijo cinco veces.Hch 9: el amor del Corazón de Jesús es un amor que se preocupa por sus hermanos, por la humanidad. Cuando Saulo se encuentra con Jesús por el camino de Damasco y le pregunta que por qué lo persigue, añade <<Soy Jesús a quien tú persigues>>. Evidentemente Saulo no perseguía a Jesús, que ya había subido al cielo, sino perseguía a los cristianos, los discipulos de Jesús. Por tanto el corazón de cristo es un corazón preocupado e identificado con el corazón de las personas.Flp 2,5: este breve y profundo versículo de la carta de Pablo a los Filipenses, resume de forma extraordinaria cual debe ser el sentido y la finalidad de la verdadera devoción al Corazón de Jesús, tener en nosotros los mismos sentimientos que él, su misma mirada, su misma escucha, sus mismas palabras, sus mismos gestos y su mismo amor. A la hora de revisar como estamos viviendo nuestra devoción al Corazón de Cristo, este breve versículo es sin duda la mejor luz.Mt 25, 31-46: la verdadera devoción al Corazón de Jesús después de llevarnos a una profunda conversión, haciendo nuestra vida lo más idéntica a la suya, debe tener alguna consecuencia la contemplación y entrega a los hermanos expresada mediante las Obras de Misericordia, que enumera el Evangelio de Mateo, por medio de muchísimas otras que pueden estar a nuestro alcance para buscar siempre el bien de los hermanos, que es a fin de cuenta buscar también nuestro bien.

3. Lo que dice la Iglesia sobre el sacramento de la Reconciliación   
Como ejemplo de lo mucho que ha dicho el Magisterio de la Iglesia acerca de este sacramento, comparto algunos textos escritos en distintos momentos de los últimos 55 años cuya lectura te puede ayudar a tu reflexión, aprendizaje y formación.
- Según el Catecismo
- Según el Concilio Vaticano II
- Según el Sinodo de Canarias (art. 553-554)
- Según Misericordiae Vultus (punto 22)   
Aunque cualquier momento del Año Litúrgico es bueno para celebrar este sacramento, la Cuaresma y la Semana Santa es un momento especialmente fuerte para recibir el perdón de Dios y experimentar su misericordia, y así poder vivir plenamente la alegría de la Pascua. Tanto si celebras este sacramento con mas o menos frecuencia como en pocas veces en tu vida, te invito a hacer ahora o al menos a tomarlo en consideración.
     <<Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz.>>

Por Sofía Calderín.
Redactora de la Hoja Parroquial.

martes, 21 de marzo de 2017

Jornada por la Vida 2017

   
El 25 de marzo se celebra la Jornada por la Vida con el lema, “La Luz de la fe ilumina el atardecer de la Vida”. Como cada año, los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida hacen público un mensaje. En esta ocasión hacen una llamada: “Por un mayor cuidado y amor a nuestros enfermos y ancianos”.


domingo, 19 de marzo de 2017

Tradicional celebración de San José

    Hoy celebramos en nuestra parroquia la memoria de San José, patrono y protector de la Iglesia Universal y de los seminaristas. Felicidades a todos ellos, a todos los José y Josefa y a todos los padres. Que San José les bendiga.

                   

Solemnidad de San José

     En medio de la austeridad del tiempo de Cuaresma, celebramos hoy, con luminosidad y alegría, la Solemnidad de San José, el esposo de la Virgen María y el padre adoptivo de Jesús en la Tierra.
     La Palabra de Dios que escucharemos en la celebración de la eucaristía nos presenta los rasgos principales de la persona de José. Él es el hombre bueno, justo, prudente y silencioso, pero sobre todo es el hombre de la fe y de la fidelidad a Dios y de la confianza y la esperanza en sus promesas.
     Pidamos al Señor, de mano de María, que nos enseñe a descubrir en nuestras propias personas las virtudes de San José, y nos ayude a vivirlas en nuestra vida de cada día.
     A San José lo invocamos como protector de la Iglesia Universal y de los Seminarios, de las familias y de los padres de familia, del trabajo y trabajadores, de los moribundos y agonizantes. De mano de María y de José presentemos al Señor cada una de estas realidades y pidámosle que derrame su bendición y misericordia con abundancia en donde sea más necesaria.
     En nuestra parroquia la fiesta de San José es un momento de acción de gracias y de rogativa por la lluvia. De manos de María, y por medio de San José, agradecemos a Dios la lluvia caída durante el último año, y le pedimos que nos siga bendiciendo con este don tan maravilloso y necesario para nuestra tierra canaria.

   Les dejamos el enlace con las lecturas y un video del Evangelio.

sábado, 18 de marzo de 2017

III Domingo de Cuaresma

     En otro tiempo la Cuaresma era el momento en el que los catecúmenos, los adultos que aún no habían sido bautizados, se preparaban para recibir el bautismo la noche de la Pascua.
     En nuestro días la Cuaresma es el momento, en el que los que ya hemos sido bautizados, nos preparamos para renovar nuestro bautismo la noche de la Pascua.
     Este año, Ciclo A, en los siguientes domingos de Cuaresma, del tercero al quinto, la liturgia nos ofrece una catequesis bautismal presentándonos los tres signos principales del bautismo: el agua, la                                                         luz y la vida.
     Hoy la liturgia pone el acento en el signo del agua, que es el signo central del bautismo. Después del oxígeno, el agua es el componente natural más importante para el desarrollo y mantenimiento de nuestra vida.
     A lo largo de toda la historia de la salvación, el agua ha estado presente en diversos momentos como expresión de vida y de renovación. Desde la primera hora de la creación, el espíritu de Dios se cernía sobre las aguas, después del diluvio volvió a brotar la vida en la tierra, la segunda creación, y el Señor renovó con Noel y con su familia la alianza que ya había hecho con nuestros primeros padres Adán y Eva.
     El bautismo es para los cristianos el segundo nacimiento, la apertura a la vida verdadera, la vida de Dios. Por el bautismo somos templo de Dios, el lugar donde él habita. Después de escuchar la página del Evangelio en la celebración de la eucaristía, sería bueno leerlo en casa con detenimiento, Juan 4:5-42.
     "Si conocieras el don de Dios, y quien es el que te pide de beber, me pedirías tú a mi",
     Que bonito sería que cuando los padres acudan a los despachos de nuestras parroquias a pedir para sus hijos el Sacramento del Bautismo, lo hicieran porque realmente ellos han conocido el don de Dios y quieren que sus hijos también lo conozcan.
     "Dame de ese agua y así nunca más tendré sed".
     Que bonito sería que cuando se abre la fuente bautismal y renovemos nuestro bautismo la noche de Pascua, nuestra oración pueda ser estas palabras de la samaritana, reconociendo nuestra sed, nuestra necesidad de beber de la verdadera fuente que es Jesucristo, y nuestro compromiso de llevar ese agua a nuestros hermanos sedientos.
   
      Les dejamos el enlace de las lecturas y un video del Evangelio del día.


jueves, 16 de marzo de 2017

Celebración de San José


     Este domingo, 19 de marzo, celebraremos la Solemnidad de San José, esposo de la Virgen, patrono de la Iglesia Universal y el Seminario.

     En San Lorenzo celebraremos la eucaristía a las 11:00 horas y posteriormente la tradicional procesión (11:45 h apróx.) con la imagen del Santo de barranco a barranco.

     En La Milagrosa celebraremos la eucaristía a las 12:00 horas, puesto que es el copatrono del barrio, y luego la tradicional procesión. Por tanto no habrá eucaristía a las 10:00 horas.

     La colecta de este día será destinada al Seminario Diocesano de Canarias.


sábado, 11 de marzo de 2017

II Domingo de Cuaresma

   
     La liturgia nos presenta hoy el Misterio de la Transfiguración.
     En lo alto de un monte, signo del lugar del encuentro con Dios, Jesús se muestra a sus amigos más íntimos, Pedro, Santiago y Juan, como si ya se hubiera producido el acontecimiento de la Resurrección, en presencia de Moisés y Elías, dialogando con ellos y siendo señalados por el Padre, como el hijo amado al que hay que escuchar. Se puede decir que los tres discípulos pudieron experimentar por un momento lo que se vive en el cielo. Ante la euforia de sus discípulos, Jesús les hace volver a la realidad y les explica que para poder alcanzar la gloria de la que acaban de ser testigos han de pasar antes por Jerusalén, por Getsemaní, por el Calvario y por el sepulcro,
     La Resurrección pasa siempre necesariamente por la prueba de la Cruz. No hay Via Crucis que termine en el sepulcro, sino en la Resurrección. Pero tan poco puede haber Resurrección si antes no se ha recorrido el camino del dolor y de la Cruz. 
     El relato de la Transfiguración es como una síntesis de nuestro camino de Cuaresma, que nos conduce al Calvario pero que hace que nuestra mirada llegue mas allá, a la tumba vacía.

     Les dejamos el enlace con las lecturas y un video del Evangelio.



     

jueves, 9 de marzo de 2017

En acción de gracias por sus vidas.


     Anoche, coincidiendo con el Día de la Mujer, tuvo lugar la bendición de la Puerta de la Mujer, última de las puertas que ha sido restituida, y que lleva el nombre de varias mujeres como homenaje a la labor de la misma en la Iglesia y en concreto, en nuestra comunidad parroquial. Ellas son la Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora del Buen Suceso, patrona de la parroquia, Santa María Magdalena y tres mujeres que desempeñaron una gran labor, como fueron Lalita, Evita y Pinito. A ellas, y junto a algunos familiares y fieles, se les rindió homenaje en este emotivo y entrañable acto.


 



martes, 7 de marzo de 2017

Día del Seminario 2017

 Este año celebraremos la Campaña del Seminario, el 12 de marzo, y el Día del Seminario, el 19 de marzo, bajo el lema “Cerca de Dios y de los hermanos”. Esta jornada se celebra desde el año 1935 con el objetivo de suscitar vocaciones sacerdotales mediante la sensibilización, dirigida a toda la sociedad, y en particular a las comunidades cristianas.



lunes, 6 de marzo de 2017

El Señor atado a la columna, cartel de la Semana Santa 2017


     La imagen del Señor atado a la Columna a su paso por la Calle Licenciado Pedro Mederos (Calle Clara), y con la luna de testigo, es ya la imagen oficial de nuestra Semana Santa 2017.
     Una fotografía realizada el Martes Santo del pasado año por José García, quien también ha sido el encargado de seleccionar la imagen para este cartel y que él mismo ha realizado.

     La Semana Santa, como todos ya sabemos, será del 7 al 16 de abril, dando comienzo a la misma con nuestra tradicional celebración del Viernes de Dolores y culminando con el Domingo de Resurrección.

     A finales de este mes daremos a conocer el programa detallado de todos los cultos que engloban la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

sábado, 4 de marzo de 2017

I Domingo de Cuaresma

   
     La liturgia pone hoy en acento en la idea de la tentación y del pecado, y también en la idea contraria, la fortaleza y la gracia de Dios.
     La tentación está presente desde el primer momento de la creación y estará presente hasta el final de los tiempos. Dios no aparta de nosotros la tentación, es más, es necesaria para nuestra madurez y nuestro crecimiento espiritual. Por eso la permite. La tentación y la gracia han de convivir como el trigo y la cizaña, pero Dios nos regala la fortaleza que nos ayuda a vencerla. Por eso, el mejor camino para vencer la tentación no es huir de ella, ni vivir con el miedo de encontrarla, sino enfrentarnos a ella y saber vencerla con la fuerza y la gracia de Dios. Jesús mismo, al final de su paso por el desierto, dice la Palabra que durante cuarenta días, pero que sabemos que esa cifra es solo un símbolo de quiere decir durante un tiempo, fue también tentado por el mal. Dios Padre no le envió la tentación pero la permitió. Y Jesús, pudiendo haberla esquivado fácilmente, se enfrentó a ella y la venció con el poder y la fuerza de la Palabra y de la gracia de Dios, enseñándonos así como debemos hacerlo nosotros.
     Lo importante no está en que la tentación llegue a nuestra vida, lo importante está en saber vencerla.

     Les dejamos el enlace con la Palabra de Dios y un video del Evangelio.


viernes, 3 de marzo de 2017

XII Jornadas de Teología


XII Jornadas de Teología- 20 al 24 de marzo 

La educación, ¿un bien común a repensar?

     Las Jornadas de Teología del ISTIC versarán este año sobre un tema tan importante y preocupante como la educación. Se han elegido un nutrido y representativo grupo de ponentes que nos ayudarán a verter luz sobre esta realidad crucial para nuestra sociedad y para su futuro.

    Inscripción del 1 al 15 de marzo en la Secretaría del ISTIC.
    Más información y programa en www.istic.es

jueves, 2 de marzo de 2017

Día de Hispanoamérica 2017

El Día de Hispanoamérica se celebra el próximo 5 de marzo. Se ha elegido como lema las palabras del papa Francisco en la JMJ de Río de 2013, “Vayan, sin miedo, para servir”. El año pasado en la colecta del Día de Hispanoamérica se recaudaron un total 69.415 euros,

miércoles, 1 de marzo de 2017

Miércoles de Ceniza

   
      Con la celebración de hoy comenzamos a vivir el tiempo de Cuaresma, que nos conducirá hasta la conmemoración del misterio central de nuestra fe, la Muerte y Resurrección de Jesucristo.
      Al comenzar este tiempo, la Palabra de Dios, que se proclamará en la eucaristía de hoy, nos ofrece una invitación a la conversión, es decir, a intentar cada día que nuestra vida se parezca cada vez más a la vida de Dios. En el Evangelio de San Mateo, Jesús nos propone un modo práctico de llevar a cabo esa conversión, desde tres claves: nuestra relación con Dios en la oración, nuestra relación con nosotros mismos en el sacrificio personal y nuestra relación con los demás en el compartir. Es lo que Jesús llama en en esta página del Evangelio oración, ayuno y limosna.
      El signo de las cenizas impuestas en nuestras cabezas, que para los antiguos simbolizaba una señal de penitencia, nos recuerda a nosotros la debilidad, fragilidad y limitación de la condición humana, y su facilidad para caer en el pecado. Pero esta realidad no debe ser para nosotros motivo de abatimiento y desesperanza, sino todo lo contrario, motivo de confianza y de esperanza en la gracia y misericordia de Dios.
     "Volved a mí de todo corazón." (Joel 2, 12)
     " Oh Dios, crea en mí un corazón puro." (Salmo 51)
     " Mirad ahora el momento favorable; mirad ahora el día de salvación." (II Corintios 5, 2)
     " Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres." (Mt 6,1)

    Les dejamos el enlace con las lecturas y un video del Evangelio.