martes, 29 de noviembre de 2016

Campaña Navideña: Haz un regalo a tu parroquia

Campaña Navideña: <<Haz un regalo a tu parroquia>>

   
     Estimado parroquiano. Durante estos últimos años hemos realizado un plan de renovación de las puertas de la parroquia. En total son siete, de las que ya hemos instalado tres. Gracias a los donativos y ventas de boletos en los últimos dos años. Como has podido comprobar el resultado es muy notable, y no sólo hemos ganado en estética sino también en calidad, ya que las sustituidas ofrecían un estado de deterioro lamentable. Además, está previsto sustituir el bajo del Sagrario y transformarlo en sepulcro para la imagen del Señor que está en el salón parroquial y que sale en la procesión del Viernes Santo.

     Para prever si podemos seguir con esta necesaria renovación te propongo que hagas un donativo navideño para intentar conseguir que las puertas centrales sean sustituidas en las próximas Fiestas Patronales 2017 si Dios quiere. El mismo lo podrás hacer en un sobre cualquiera y lo depositarás como ofrenda durante las eucaristías, al pie de la cuna del niño, hasta el 31 de diciembre de 2016 con el fin de hacer o no el encargo a los trabajadores. En los barrios, el regalo será para comprar los nuevos libros litúrgicos que ya están mandados a renovar y que por tanto, cada barrio deberá comprar los suyos.

     Espero que seas participes de esta amplia renovación que en nuestra querida comunidad se está llevando con tanto tesón y entusiasmo por parte de muchos. Gracias y que estas Navidades florezca en ti el deseo de un mundo impregnado por el amor de Dios. Felices Fiestas.

Elías F. Zait León, párroco.
Diciembre 2016.




sábado, 26 de noviembre de 2016

I Domingo de Adviento: Despierta.

 
       Celebramos el I Domingo de Adviento y la liturgia pone el acento en una de las actitudes de la espera. El que espera algo o a alguien no se duerme ni se despista, sino que por el contrario se mantiene despierto y prestando toda su atención. Estar despierto y atento es también la actitud de la persona de fe. Para explicarnos qué es la fe cuando somos niños nos ponen el ejemplo de la semilla que debemos cuidar para que crezca y dé frutos. en otro momento nos la explican como creer sin ver siguiendo el relato del encuentro de Tomás con Jesús después de la Resurrección
(Jn 20,19-31). La madurez del cristiano adulto debe llevarnos a definir y vivir la fe como la mirada de Dios, que nosotros estamos llamados a hacerla también nuestra. El cartel ilustrativo del recién terminado Año de la Misericordia lo explica muy bien. Jesús lleva a hombros a una persona, uno de los ojos de Jesús y uno de los ojos de la persona son el mismo ojo, Jesús sabe mirar con ojos humanos y nosotros tenemos que saber mirar con los ojos de Jesús.
     La mirada de Dios y la nuestra deben ser la misma, pero para eso tenemos que estar despiertos y atentos con los ojos y los oídos bien abiertos, los de la cara, pero sobre todo los del corazón, para saber descubrir cual es la mirada de Dios, y cual es su forma de ver las cosas, las personas y los acontecimientos. Su mirada no es nuestra mirada, y su forma de ver no es la nuestra, diferente en función de nuestra conveniencia. Nosotros vemos las cosas, las personas y los acontecimientos como queremos verlos, Dios los ve tal y como son. En eso consiste realmente la fe. Pidamos al Señor en este domingo que nos ayude a mantenernos despiertos y atentos para saber descubrir su mirada, y procurar día a día que la nuestra se le asemeje, y para saber descubrir el verdadero significado de nuestra fe. 
    María es la mujer de fe que supo estar atenta y descubrir la mirada de Dios, y desde ella estar atenta para descubrir las necesidades de los demás. Así lo muestra Lucas cuando narra que después de enterarse por el ángel de que Isabel estaba embarazada, María se puso en camino, deprisa, para ir a ayudarla (Lc 1, 39-56). Que Ella, la mujer de fe, de la atención y de la prontitud interceda por nosotros.
     En esta I semana del Adviento encendemos la vela de color azul o morada que nos recuerda que debemos estar despiertos y atentos, para descubrir la mirada de Dios y a hacerla nuestra.

   Les dejamos el enlace de las lecturas de este domingo y un video del evangelio:


Oración: Encendemos, Señor, esta primera luz, como aquel que enciende su lámpara para salir, en la noche, al encuentro del amigo que ya viene. En esta primera semana de Adviento queremos levantarnos para esperarte preparados, para recibirte con alegría. Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen. Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú nos traes tu luz más clara, la paz más profunda, y la alegría más verdadera. ¡ Ven, Señor Jesús. Ven, Señor Jesús! Amén.


Tiempo de Adviento: el Dios que viene, que llega y que se encuentra con nosotros.

     Con la llegada del Adviento que comenzamos a vivir este fin de semana, en nuestra Diócesis de Canarias con el lema: "¡Jesús viene a celebrar con nosotros!", la Iglesia inicia un nuevo año litúrgico. Podemos decir por tanto, que este fin de semana comenzamos la andadura de un nuevo año cristiano, una nueva oportunidad que Dios nos regala para conmemorar la vida de Jesús y poner nuestra vida en sintonía con la suya. Feliz Año Nuevo Cristiano a todos. 
     El año litúrgico junto con las treinta y cuatro semana del Tiempo Ordinario consta de dos grandes ciclos, el ciclo de la Manifestación y el ciclo de la Resurrección, cada uno de ellos tiene tres momentos: preparación, celebración y prolongación; así el ciclo de la Manifestación que comenzaremos a celebrar desde este fin de semana tiene su preparación en el tiempo de Adviento, los cuatro domingos que preceden a la celebración del nacimiento de Jesús, su celebración en el tiempo de Navidad propiamente dicho. Y su prolongación en la Epifanía o Manifestación del Señor.

Los signos litúrgicos del Adviento. 
     Comienzo de un nuevo ciclo de lecturas de la Palabra que se proclaman en la celebración de la Eucaristía, este año el Ciclo A "impar" en el que nos acompañará el evangelio de San Mateo, se omite el Gloria y el Aleluya en la celebración de la Eucaristía, como signo de la espera de la explosión de alegría de la Navidad, a excepción de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, sobriedad en los templos y lugares de culto con ausencia de flores, excepto en el Sagrario, y elementos decorativos que nos puedan distraer del verdadero sentido del momento litúrgico que celebramos, y que contrastará con el colorido de la Navidad, a excepción de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. El color morado de los ornamentos litúrgicos nos recuerda que estamos en un tiempo fuerte propicio para ser más lento nuestro ritmo y dedicarnos un tiempo a nosotros mismos para descubrir aquello que debemos mejorar o desterrar de nuestra vida acudiendo a la misericordia de Dios en la reconciliación, a excepción de Solemnidad de la Inmaculada Concepción.
    El signo litúrgico del Adviento por excelencia es la corona, que procede de una antigua costumbre pagana de encender velas durante el invierno para atraer la vuelta del sol y del calor, y que los misioneros cristianos aprovecharon para enseñar al pueblo a encender luces como preparación a la celebración del nacimiento de Jesús. La corona de Adviento se compone de cuatro velas que se van encendiendo cada semana y que nos recuerdan que Dios ha ido iluminando cada una de las etapas de la historia de la salvación hasta llegar a Jesucristo, luz sobre toda luz. El primer domingo se enciende la vela de color azul o morada, que nos recuerda que debemos mantenernos despiertos y atentos a los signos de la presencia de Dios en nuestra vida, el segundo domingo la vela de color verde que representa la esperanza, el tercer domingo la vela roja o rosa que representa la alegría y el cuarto domingo la vela blanca que simboliza la presencia y cercanía de Dios. Aunque lo hayas hecho en el templo o lugar de culto con tu comunidad, te invito a realizar el signo de la corona en tu casa preferentemente con tu familia y a hacer el gesto del encendido de las velas junto con la oración de cada domingo. Te ayudará a interiorizarlo más y mejor.


Adviento: encuentro y esperanza.
     Tradicionalmente la liturgia ha definido al Adviento como los cuatro domingos que preceden a la celebración del nacimiento de Jesús y como tiempo de esperanza, con toda razón y pleno sentido. Con la luz del espíritu santo, apoyada en la Palabra y en la liturgia, y desde la experiencia de mi relación con Dios, mi experiencia personal, que me resulta iluminadora en mi día a día y que ahora deseo compartir con todos los que nos siguen por si pudiera servirle a alguien como herramienta sencilla que le ayude a crecer y enriquecerse personal y espiritualmente, me dice que quedarse en esas definiciones, y más aún tomarlas solo como algo teórico, llevarlas a la práctica en la vida es signo de una fe y una espiritualidad que se ha quedado en lo infantil. Adviento significa venida, toda venida trae como consecuencia una llegada, toda llegada implica necesariamente un encuentro. Adviento es el Dios que viene, que llega, que se encuentra con las personas desde el momento mismo de la creación: en nuestros primeros padres Adán y Eva a quienes entrega todo lo creado; en Noé, por medio del cual realiza la "segunda creación" nacida de las aguas del diluvio, signo del bautismo; en Abrahám, el Creyente, del cual descendió el pueblo elegido; en Moisés, escogido para ser pasar al pueblo de Dios de la esclavitud a la libertad; en los profetas, por medio de los cuales fue guiando y conduciendo al pueblo a través de los siglos, hasta que cuando se cumplió el tiempo quiso encontrarse cara a cara con la humanidad en Jesús para mostrarnos su rostro misericordioso.
      Dios se sigue encontrando hoy con cada uno de nosotros en la Iglesia, a través de la Palabra, cuyo centro es el Evangelio, y de los sacramentos, de forma especial en la Eucaristía y en la Reconciliación; en cada acontecimiento y circunstancia de nuestra vida, y en cada persona que nos rodea, especialmente en los más necesitados, para abrir en cada uno de nosotros camino de esperanza que nos conducen al encuentro definitivo con él. 
     Por tanto, ¿cómo podemos pretender que algo tan grande, maravilloso y profundo como el amor y la misericordia de Dios queden reducidos a cuatro semanas al año? Al final de mi reflexión me queda una palabra a modo de resumen: SIEMPRE. ADVIENTO es SIEMPRE. SIEMPRE es ADVIENTO.
   
María, madre del Adviento, del encuentro y de la esperanza.
     Aunque tradicionalmente la Iglesia le consagre el mes de mayo, el tiempo litúrgico en el que María adquiere una relevancia especial, después de Jesús, es sin duda el Adviento. María supo como nadie descubrir la venida, la llegada y el encuentro de Dios con su pueblo y con ella misma para renovar y fortalecer su esperanza. A ella le pedimos al comenzar el Adviento que nos ayude a saber descubrirlo también nosotros en nuestra vida.

Por Sofía Calderín.
Redactora de la Hoja Parroquial.



viernes, 25 de noviembre de 2016

Nuevo Consejo Pastoral Parroquial

    El pasado miércoles 23 tuvo lugar la elección del nuevo Consejo Pastoral Parroquial. El Consejo Pastoral está presidido por el párroco y formado por representantes de todos los grupos y agentes de pastoral de nuestra parroquia, cuya labor se extenderá durante los tres próximos años.
   El próximo domingo serán presentados en La Milagrosa, en la eucaristía de la la Festividad de la Virgen y clausura del Centenario del Templo Parroquia, que tendrá lugar a las 12:00 horas.

martes, 22 de noviembre de 2016

Adviento y Navidad 2016/17: "¡Jesús viene a celebrar con nosotros!"

   
     Este domingo comenzamos el tiempo de Adviento, y con el  un nuevo ciclo litúrgico. El Adviento son las cuatros semanas previas a la Natividad del Señor, y este año las viviremos con el lema "¡Jesús viene a celebrar con nosotros!".
     Podría parecer que entre tantos invitados de nuestras celebraciones Él fuera uno más. A veces ocurre así. Sabemos que Él no es uno más, porque Él es el anfitrión y el que nos invita a su celebración. Esa es la grandeza de la liturgia cristiana. No somos nosotros los protagonistas del evento, sino que Jesús nos introduce en su Misterio Pascual, y nos hace participar en la fuerza transformadora de su Resurrección. 
      El nuevo año litúrgico que nos disponemos a inaugurar es una oportunidad para introducirnos más profundamente en esta dinámica pascual, que renueva todas las cosas. El tiempo de Adviento-Navidad es la celebración del inicio de este misterio pascual. Al mismo tiempo es la celebración de lo que acontecerá en plenitud un día, pero que empezamos a vivir aquí y ahora. El Señor que vino y que vendrá, “viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento para que lo recibamos en la fe” (Prefacio II de Adviento). Nuestra Iglesia diocesana nos está invitando, especial- mente durante este curso, a acoger la venida del Señor en la comunidad. ¿Somos conscientes de esta presencia de Cristo en nuestra comunidad? ¿Cómo acoger mejor al Señor que viene y que está en nuestras comunidades? 
      Que la celebración de los misterios del nacimiento del Salvador y el tiempo fuerte de preparación al mismo, que es el Adviento, nos ayude a vivir más unidos en el Señor. “Cristo es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos uno solo, destruyendo el muro de enemistad que los separaba” (Ef 2,14). Dejemos que la humildad de Jesús y su amor derriben los muros que nos separan. 

¡Ven, Señor! No queremos celebrar sin ti. ¡Jesús viene a celebrar con nosotros!

El material se encuentra disponible en la web de la Diócesis y en la del Secretariado Diocesano de Liturgia.
http://www.diocesisdecanarias.es/

domingo, 20 de noviembre de 2016

Clausura del Centenario del Templo Parroquial de La Milagrosa.

   El próximo 27 de noviembre celebraremos la Festividad de Ntra. Sra. de la Inmaculada Medalla Milagrosa, a las 12:00 horas, en el barrio de La Milagrosa, Altos de San Lorenzo.
   Además se clausurará el Centenario del Templo Parroquial, cuyos actos comenzamos el pasado mes de noviembre del 2015, y que culminaremos este domingo con el nombramiento y presentación de los nuevos miembros del Consejo Pastoral Parroquial por tres años.

viernes, 18 de noviembre de 2016

Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.

       En este último Domingo del Tiempo Ordinario, antes de comenzar el Adviento, celebramos la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, y San Pablo nos recuerda hoy que el inmenso amor de Dios ha hecho posible el milagro de arrancarnos del “dios de este mundo” para trasladarnos, mediante el bautismo, al reino luminoso de Cristo. Evidentemente se trata de un milagro patente, ya que se hace difícil contemplar la realeza de Jesús en alguien que ha sido llevado a la fuerza a la cruz y que ni siquiera puede salvarse de su propia muerte, de ahí tanta burla de parte de sus acusadores y de incluso de uno de los ladrones. No es fácil ver en aquél moribundo manso al Rey definitivo enviado por Dios para regalar la salvación a los hombres. Si Jesús es Rey, ciertamente no lo es a la manera humana, ya que aparentemente no podrá salvar a nadie, es más, no garantiza el bienestar terreno, no preserva ni de la muerte ni la enfermedad. El poder salvador de Jesús no reside en este bienestar tan preciado por nosotros, sino en otra cosa. Será la mirada de fe del ladrón que reconoce su propia culpa la que permite ver más allá del sufrimiento. El buen ladrón acepta su fin inmediato, pero de alguna manera la frase “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino” le habla que Jesús va a inaugurar algo maravilloso, y que lo hará traspasando el umbral de la muerte. El ladrón lo reconoce así como Salvador pues ve en el Crucificado al que abre el camino al Paraíso. Aquél Paraíso que se cerró para el primer Adán ahora el nuevo Adán lo va a abrir de par en par para que el hombre pueda gozar eternamente de la comunión y cercanía de Dios.

     Les dejamos el enlace con las lecturas de este domingo y un video del Evangelio.


viernes, 11 de noviembre de 2016

XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario

     Celebramos el penúltimo domingo del Tiempo Ordinario, además celebramos el Día de la Iglesia Diocesana con el lema "Somos una gran familia CONTIGO" donde nos invita a colaborar en y con nuestra parroquia. Además clausuramos en nuestra Diócesis el Año Jubilar de la Misericordia. Las lecturas de este domingo versan acerca del fin del tiempo. ¿Tiene sentido la historia? Entre los griegos se había extendido la idea del eterno retorno: la vida era un continuo volver de estaciones. Puesto que todo estaba fijado, el hombre poco podía hacer contra su destino, ya escrito por los dioses. En cambio, la revelación bíblica concebía la historia como un proyecto abierto en el que Dios acompañaba a su pueblo y luchaba, codo a codo con sus elegidos, ante las fuerzas del mal. Esta nueva cosmovisión hacía responsable al ser humano de sus actos: no daba igual hacer el bien que el mal ante la perspectiva del juicio final, como un horno encendido según la gráfica descripción de Malaquías. Por tanto, ¿qué actitudes tomar? Por un lado, el salmo exhorta a la esperanza. El día del juicio puede ser temible para los malvados, pero es deseable para los amigos de Dios. El Señor vendrá para regir los pueblos con justicia y el orbe con rectitud. ¡Aguarda y celebra su intervención decisiva! 
     Esta esperanza, sin embargo, no es una actitud pasiva, sino que implica la actividad del amor. Por ello, san Pablo exhorta a los tesalonicenses en la segunda lectura a trabajar («el que no trabaja, que no coma»). Se daba la circunstancia de que algunos, pensando que la parusía era inminente, habían dejado de trabajar. ¿Para qué afanarse si el Señor estaba a las puertas? El Apóstol, en cambio, les anima a hacer lo propio, sabiendo que Dios lo tendrá en cuenta. 
     Por último, Jesús exhorta a no quedar impresionados por las acciones humanas y reconocer que solo Dios construye obras permanentes. Ni siquiera el templo de Jerusalén, con todo su esplendor, se mantendrá. De hecho, el templo fue destruido en el 70 d. C., lo que es leído por Lucas como una confirmación de la voluntad divina. El creyente, por tanto, debe vigilar y perseverar en toda circunstancia, confiando en el Dios que no dejará que ni un solo cabello de su cabeza perezca.       
     Esperanza, vigilancia, decisión, perseverancia... actitudes del creyente ante la perspectiva del fin.

     Les dejamos el enlace con las lecturas de este domingo y un video del Evangelio.


jueves, 10 de noviembre de 2016

Clausura del Año Jubilar en nuestra Diócesis.


Día de la Iglesia Diocesana 2016

    El 13 de noviembre se celebra el Día de la Iglesia Diocesana con el lema, “Somos una gran familia CONTIGO”. Un año más, el secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia invita a colaborar con nuestra parroquia; “en una parroquia fuimos bautizados y, por eso, pertenecemos a la familia de los hijos de Dios. Somos hermanos entre nosotros por el bautismo, hijos de un mismo Padre. Que este día nos acerque a sentirnos un poco más familia, un poco más parroquia”.

    Si quieres colaborar económicamente con nuestra parroquia hazlo a través de la nueva web: https://www.donoamiiglesia.es/es

Somos una gran familia CONTIGO.