sábado, 26 de noviembre de 2016

I Domingo de Adviento: Despierta.

 
       Celebramos el I Domingo de Adviento y la liturgia pone el acento en una de las actitudes de la espera. El que espera algo o a alguien no se duerme ni se despista, sino que por el contrario se mantiene despierto y prestando toda su atención. Estar despierto y atento es también la actitud de la persona de fe. Para explicarnos qué es la fe cuando somos niños nos ponen el ejemplo de la semilla que debemos cuidar para que crezca y dé frutos. en otro momento nos la explican como creer sin ver siguiendo el relato del encuentro de Tomás con Jesús después de la Resurrección
(Jn 20,19-31). La madurez del cristiano adulto debe llevarnos a definir y vivir la fe como la mirada de Dios, que nosotros estamos llamados a hacerla también nuestra. El cartel ilustrativo del recién terminado Año de la Misericordia lo explica muy bien. Jesús lleva a hombros a una persona, uno de los ojos de Jesús y uno de los ojos de la persona son el mismo ojo, Jesús sabe mirar con ojos humanos y nosotros tenemos que saber mirar con los ojos de Jesús.
     La mirada de Dios y la nuestra deben ser la misma, pero para eso tenemos que estar despiertos y atentos con los ojos y los oídos bien abiertos, los de la cara, pero sobre todo los del corazón, para saber descubrir cual es la mirada de Dios, y cual es su forma de ver las cosas, las personas y los acontecimientos. Su mirada no es nuestra mirada, y su forma de ver no es la nuestra, diferente en función de nuestra conveniencia. Nosotros vemos las cosas, las personas y los acontecimientos como queremos verlos, Dios los ve tal y como son. En eso consiste realmente la fe. Pidamos al Señor en este domingo que nos ayude a mantenernos despiertos y atentos para saber descubrir su mirada, y procurar día a día que la nuestra se le asemeje, y para saber descubrir el verdadero significado de nuestra fe. 
    María es la mujer de fe que supo estar atenta y descubrir la mirada de Dios, y desde ella estar atenta para descubrir las necesidades de los demás. Así lo muestra Lucas cuando narra que después de enterarse por el ángel de que Isabel estaba embarazada, María se puso en camino, deprisa, para ir a ayudarla (Lc 1, 39-56). Que Ella, la mujer de fe, de la atención y de la prontitud interceda por nosotros.
     En esta I semana del Adviento encendemos la vela de color azul o morada que nos recuerda que debemos estar despiertos y atentos, para descubrir la mirada de Dios y a hacerla nuestra.

   Les dejamos el enlace de las lecturas de este domingo y un video del evangelio:


Oración: Encendemos, Señor, esta primera luz, como aquel que enciende su lámpara para salir, en la noche, al encuentro del amigo que ya viene. En esta primera semana de Adviento queremos levantarnos para esperarte preparados, para recibirte con alegría. Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen. Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú nos traes tu luz más clara, la paz más profunda, y la alegría más verdadera. ¡ Ven, Señor Jesús. Ven, Señor Jesús! Amén.


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