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sábado, 6 de abril de 2019

V Domingo de Cuaresma.

     Qué sabia ironía de Jesús la que expone hoy contra los justicieros. Con razón nos pide la Escritura que no juzguemos, que con la medida con que midamos seremos medidos. Jesús no viene al justificar el pecado, a decir "aquí no pasa nada, todo está bien". Viene, precisamente a luchar contra el pecado, no contra el pecador. Viene a decirnos que Él perdona para que podamos emprender una vida nueva. Seamos sensatos: cuanto más tiempo hemos estado encadenados a algo, más difícil nos resulta liberarnos y caminar. Ésa es la obra que Cristo realiza: liberarnos de las ataduras para que podamos andar una vida nueva. Es la mujer adúltera, pero también es Mateo, o Zaqueo, o el endemoniado, o el paralítico. Su gesto siempre es el mismo: tus pecados son perdonados, vete en paz. Vete libre. La recomendación posterior es un pequeño impuesto que revierte en nosotros mismos: no peques más, no vuelvas a encadenarte. ¿Por qué entonces nos empeñamos en hacer juicios condenatorios si Jesús viene a perdonar? Él nos ha perdonado. Marchemos a hacer lo mismo.

     Les dejamos un enlace con las lecturas y un video del Evangelio.



martes, 2 de abril de 2019

Celebración del Sacramento de la Penitencia

    Todos los momentos del año litúrgico, y cada día de nuestra vida, son ocasión perfecta para iniciar el camino de la conversión. La Iglesia nos lo recuerda con mayor intensidad durante la Cuaresma. Porque muchas veces, el ritmo de la vida y la rutina hacen que nos despistemos y perdamos la conciencia de nuestra limitación y de nuestra necesidad de la misericordia de Dios.
    Jesucristo, por medio de la Iglesia, nos muestra el camino que nos lleva de vuelta al Padre, cuando por nuestra debilidad nos hemos alejado de él, el Sacramento de la Reconciliación. Al que podemos y debemos acudir en cualquier momento, pero al que estamos llamados especialmente en el camino de la Pascua, que es la Cuaresma.
     A continuación te ofrezco algunas orientaciones que te pueden ayudar a preparar y celebrar el sacramento de la misericordia de Dios.
  • En primer lugar la Palabra de Dios. Es el Evangelio que se proclamó en la celebración penitencial de Cuaresma que presidió el Papa Francisco en Roma el pasado viernes 29 de marzo, y que dio paso a la celebración de las 24 horas para el Señor, Juan 8:1-11 "La mujer adultera".
  • Y por último, extraído de una publicación anterior, te recuerdo los cinco pasos, que la Iglesia propone, para preparar bien y concientemente la celebración del sacramento de la Reconciliación:
- Examen de conciencia: Examinar, revisar nuestra vida a la luz del Señor, para descubrir en ella aquellos aspectos que nos alejan de Dios, de nosotros mismos y de nuestros hermanos.
- Dolor de los pecados: reconocer con humildad que no siempre somos capaces de responder con amor al amor infinito de Dios, sin castigarnos y dramatizar, sino sabiendo que Dios nos conoce y cuenta con nuestras debilidades y limitaciones porque nos ama tal y como somos.
- Propósito de la enmienda: enmendar, remendar, arreglar en nuestra vida aquello que nos ha hecho perder la sintonía con Dios, con nosotros y los hermanos, pero no confiando en nuestras fuerzas, sino apoyados en la fortaleza y gracia de Dios.
- Decir los pecados al sacerdote: acto propio de confesarse, sin ningún tipo de miedo o vergüenza, por las razones anteriormente compartidas.
- Cumplir la penitencia, o como a mi me gusta decir, dar gracias al Señor por el perdón y la misericordia recibido. Pues en realidad es de eso de lo que se trata, y no de cumplir un castigo o una pena, que es lo que da a entender la palabra penitencia. Esto mediante una oración, una lectura de la Palabra de Dios, una determinada acción, etc, el sacerdote nos indicará como debemos dar gracias a Dios por su perdón y su misericordia. Si el sacerdote nos invita a hacer nada no quiere decir que no debamos dar gracia, sino que lo deja a nuestra libertad para que nosotros, poniéndonos delante de Dios, hagamos aquello que entendamos que le es agradable como acción de gracias.

     Te invito a aprovechar esta nueva oportunidad, para empezar de nuevo, que el Señor nos ofrece a cada uno.


Sofía Calderín.

sábado, 30 de marzo de 2019

IV Domingo de Cuaresma

     La bellísima página que hoy leeremos en el evangelio ha sido calificado como "el corazón" del mismo. Muestra la bondad sin recortes, la misericordia completa, el amor desproporcionado… Muestra a Dios como es: un padre amante. Muchas veces nos hemos colocado, seguramente, en la figura de los hijos, o bien el alocado que se fue de casa y derrochó para regresar abatido o bien el hijo mayor que se quedó en sus faenas pero manteniéndose en la arrogancia contra el menor e incluso contra su padre. Pasamos por alto, seguramente, que la misión de todo cristiano es ser como el padre, capaces de acoger a los alejados, de amar más allá de nuestro resentimiento si acaso lo tuviéramos. No es fácil reconocernos pecadores y emprender el camino de vuelta a Dios, confesando que hemos fracasado alejándonos de Él. Pero tampoco es fácil que actuemos como el padre, porque nosotros seguramente habríamos llenado de reproches al pobre muchacho: "yo sabía que esto te iba a pasar…". Qué hermoso camino cuaresmal es regresar a la casa paterna. Y qué hermosa tarea pascual la de acoger al que viene deshecho.

     Les dejamos un enlace con las lecturas y un video del Evangelio.


sábado, 23 de marzo de 2019

III Domingo de Cuaresma.

     Cuando se le advierte a un niño que no meta los dedos en el enchufe no queremos asustarlo o truncar su niñez, sino prevenirlo. Cuando Jesús nos señala nuestra tarea de conversión no busca atormentarnos con un destino fatal, sino indicarnos cuál es el camino verdadero. Todo forma parte de su ser compasivo, como nos recuerda el salmo. Por esto mismo Moisés fue a rescatar al pueblo hebreo esclavo en Egipto, porque la misericordia de Dios no podía dejar a su suerte a los israelitas sufrientes. Hoy Jesús ha mostrado el destino de una higuera estéril. Pero nos ha señalado también a nosotros una hermosa tarea: nuestra vida está llamada a dar buenos frutos. No podemos conformarnos con una fe "negativa": no robo, no mato, no hago el mal… Hemos de ser abiertamente fructíferos en nuestra andadura: damos lo que tenemos, somos amables, hacemos el bien. Es una hermosa tarea que nos hacen sentirnos plenos, realizados. Por nuestros frutos nos conocerán. ¿Estamos ya ofreciendo a Dios nuestra mejor cosecha?

     Les dejamos el enlace con las lecturas y un video del Evangelio.


sábado, 16 de marzo de 2019

II Domingo de Cuaresma.

     Para algunos, hoy comienza la Cuaresma; para los que participaron el pasado miércoles de la imposición de la ceniza, ya han comenzado este camino. Pero igualmente para todos se nos abre este primer domingo cuaresmal, cada año, con la invitación a acompañar a Jesús hasta el desierto. En ese lugar fracasó el pueblo de Israel, que recibió la consigna de tener a Dios en el centro de todo. También en el desierto de nuestra vida fracasamos nosotros, que muchas veces nos dejamos llevar por las ansias de poder, de tener, de figurar. En el desierto ha triunfado Jesús, y desde entonces se ha convertido en lugar privilegiado para encontrarnos con Dios. Las tentaciones de Cristo no son ajenas para nosotros: también queremos cambiar las cosas a nuestro antojo, ser servidos por los demás y dominar sobre los otros. Jesús ha tomado el camino opuesto: alimentarse de Dios, vivir sirviendo, reinar entregándose. El desierto se ha vuelto hermoso, porque nos recuerda que Jesús ha vencido allí la insinuación del Maligno y ha mostrado un nuevo camino. Recorrámoslo junto a Él.

     Les dejamos un enlace con las lecturas y un video del Evangelio.


jueves, 7 de marzo de 2019

Cuaresma-Pascua 2019: Buscamos tu rostro

     Los tiempos de Cuaresma y Pascua son la prolongación, en su antes y en su después, del centro de la vida cristiana, la culminación de la obra de Jesús: su Misterio Pascual. Cuarenta días de preparación y Cincuenta días de gozo que tienen su eje en el Triduo Pascual. Es un tiempo especial para buscar, como Iglesia Diocesana, el rostro del Señor.

     El lema de este año nos pone en esta actitud de búsqueda. Nos alientan las palabras del Papa Francisco en su documento sobre la Santidad: «Jesús nos entrega dos rostros, o mejor, uno solo, el de Dios que se refleja en muchos. Porque en cada hermano, especialmente en el más pequeño, frágil, indefenso y necesitado, está presente la imagen misma de Dios».

    Buscar el rostro de Dios, como comunidad, significa abrir bien los ojos del alma para saber reconocerlo. Los discípulos de Emaús lo reconocieron al partir el pan, pero Tomás no creyó que los otros apóstoles lo habían visto. A nosotros se nos ofrece un tiempo de gracia para buscarlo nuevamente…