sábado, 6 de abril de 2019

V Domingo de Cuaresma.

     Qué sabia ironía de Jesús la que expone hoy contra los justicieros. Con razón nos pide la Escritura que no juzguemos, que con la medida con que midamos seremos medidos. Jesús no viene al justificar el pecado, a decir "aquí no pasa nada, todo está bien". Viene, precisamente a luchar contra el pecado, no contra el pecador. Viene a decirnos que Él perdona para que podamos emprender una vida nueva. Seamos sensatos: cuanto más tiempo hemos estado encadenados a algo, más difícil nos resulta liberarnos y caminar. Ésa es la obra que Cristo realiza: liberarnos de las ataduras para que podamos andar una vida nueva. Es la mujer adúltera, pero también es Mateo, o Zaqueo, o el endemoniado, o el paralítico. Su gesto siempre es el mismo: tus pecados son perdonados, vete en paz. Vete libre. La recomendación posterior es un pequeño impuesto que revierte en nosotros mismos: no peques más, no vuelvas a encadenarte. ¿Por qué entonces nos empeñamos en hacer juicios condenatorios si Jesús viene a perdonar? Él nos ha perdonado. Marchemos a hacer lo mismo.

     Les dejamos un enlace con las lecturas y un video del Evangelio.



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