sábado, 1 de abril de 2017

V Domingo de Cuaresma

     La liturgia pone el acento en otro de los signos del bautismo: la vida.
     Por el bautismo nacemos a una nueva vida, la vida de los hijos de Dios, llamados a participar de su misma santidad. La vida que se nos comunica en el bautismo, nace de la nueva vida de la resurrección de Jesús. La resurrección de Lázaro, que luego volverá a morir, es un signo del poder de Dios sobre la muerte, que se nos manifestará definitivamente en Jesús, muerto y resucitado, una vez para siempre.
      De esta página del Evangelio, podemos sacar dos actitudes: nuestra apertura a la vida nueva que Dios quiere regalarnos, sacándonos de los sepulcros, de nuestras debilidades y limitación ("Sal fuera") y nuestra fe y confianza, en que Jesús es la vida y la Resurrección y en que, a quienes le seguimos, nos espera esa vida para toda la eternidad ("Yo soy la Resurreción y la vida, el que cree en mi aunque haya muerto vivirá, y el que vive y cree en mi, no morirá para siempre").

Les dejamos el enlace de la Palabra de Dios y un video del Evangelio.


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