Celebramos el vigésimo quinto domingo del Tiempo Ordinario, y nos presentamos ante el Señor con la marca de sencillez y servicialidad. Sencillez sin ropaje de artificio, porque a los sencillos promete Dios revelarles sus misterios. Servicialidad, porque Jesús no vino a ser servido sino a servir y a dar su vida por todos.
El libro de la Sabiduría ofrece la imagen de un justo que anticipa la entrega de Jesús, sus sufrimientos y sus causas. La ambición y los deseos de poder, por los que discuten los discípulos y de los que nos habla la carta de Santiago, sólo generan luchas y conflictos.
Les dejamos un enlace con las lecturas y un video del Evangelio.
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