El pasaje del Evangelio, también se sitúa en frontera de tierras consideradas paganas. En esta ocasión diez leprosos piden a Jesús su compasión. Gritan desde lejos, como manda la ley. Y Jesús los envía al sacerdote para que así sean reintegrados socialmente al comprobarse su curación (cf. Lv 14). Ellos obedecen (signo de fe) y quedan curados en el camino. Pero su reacción es diversa: solo uno vuelve inmediatamente para dar gracias al Señor. Ahora sus gritos son de alabanza a Dios, y, ya sí, se acerca a Jesús para postrarse a sus pies reconociendo quién lo ha curado. Este era un samaritano, considerado extranjero marginado. Al volver junto al Señor recibe algo más de la curación física, experimentar la salvación y el horizonte de vida nueva que da Jesús.
La misión del apóstol Pablo testimonia esta universalidad de la salvación. El invita a hacer siempre memoria (presencia viva) de Jesucristo, el Señor Resucitado, cuya fidelidad nos hace partícipes de su vida y su Reino. Este es el Evangelio que siempre ha predicado y, aunque él haya sufrido las cadenas, la palabra de Dios no está encadenada y su fuerza seguirá llevando a todos la salvación.
Les dejamos el enlace de las lecturas del día y un video del Evangelio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario