El relato que vamos a escuchar en la primera lectura, nos dice que el rey David piensa construir un templo al Señor. Pero Dios, por medio del profeta, responde que no construirá él el templo, y, en cambio, sí le promete un descendiente suyo que consolidará su reino para siempre. José es el eslabón de la historia que introduce a Jesús en la descendencia de David. El apóstol Pablo, en la segunda lectura, la carta a los Romanos, quiere ayudar a releer la historia a luz de la fe de Abrahán, patriarca y padre de los creyentes, y que recibe la promesa de ser padre de muchas generaciones. Él cree y confía plenamente en la Palabra de Dios. Así, Abrahán se convierte en modelo de los que creen y confían en Dios, como el justo José. Y en el Evangelio, San Mateo nos presenta cómo Dios llama a José a colaborar en el proyecto de salvación. Su misión consiste en ser puente entre la familia de David y de Jesús, cumpliéndose así las promesas. José asume la propuesta de Dios y se pone plenamente a su disposición.
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