sábado, 24 de septiembre de 2022

XXVI Domingo del Tiempo Ordinario

   Celebramos el XXVI Domingo del Tiempo Ordinario y Dios nos llama a examinar nuestra actitud sobre los bienes materiales. Si el cristiano no comparte sus bienes con los necesitados, no es auténtico cristiano. Es duro el evangelio cuando habla de la suerte del rico y del pobre. A veces, la mesa llena, el vestido púrpura y los muchos dividendos impiden la conversión. Pero lo que parece imposible a los ojos de los seres humanos, no es imposible ante Dios.
   Las lecturas nos ponen en guardia frente a las riquezas, que endurecen el corazón. El lujo hace olvidar los desastres del pueblo, dice el profeta Amós. A la puerta del rico se apaga la vida del pobre Lázaro, leemos en el evangelio. Contra esa riqueza despreocupada está la regla de vida que propone el autor de la carta a Timoteo (honradez, religiosidad, fe, amor, paciencia, dulzura y la confianza en un Dios que, según el salmo, sustenta la vida del huérfano y de la viuda.
   En este domingo celebramos la 108! Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado. Con el papa Francisco reconocemos la aportación de los migrantes y refugiados al crecimiento social y económico de nuestras sociedades. Su trabajo, su capacidad de sacrificio, su juventud y su entusiasmo enriquecen a las comunidades que los acogen. Están revitalizando nuestras comunidades cristianas. Conforman un enorme potencial si, valorando lo que nos aportan, promovemos su inclusión a todos los niveles.
  
   Les dejamos un enlace con las lecturas y un video del Evangelio.



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