Un año más arranca la campaña del Domund, la Jornada Mundial de las Misiones convocada por el Papa para implicar a todos en la misión de la Iglesia. Celebrada sin interrupción desde 1926, el Domund se enfrenta este año a una situación difícil por la pandemia. La jornada se celebrará el domingo 18 de octubre bajo el lema: "Aquí estoy, envíame". La misión tiene, desde su origen, la dinámica del envío. El Padre envía al Hijo y al Espíritu Santo; Jesús envía a sus discípulos a anunciar el Evangelio a todas las gentes. Toda la historia de la Iglesia se ha tejido con envíos de misioneros que, desde sus comunidades de origen, han salido a anunciar a Cristo con obras y palabras, formando nuevas comunidades.
Una familia con cinco hijos en Tanzania. Una religiosa médico en Camerún. Un religioso profesor en Vanuatu. Un sacerdote en Japón y otro en la selva amazónica en Perú. ¿Qué tienen en común? Una llamada de Dios, a la que todos respondieron “Aquí estoy, envíame”, tal como reza el lema del Domund, la gran fiesta de las misiones de la Iglesia universal. Y precisamente por ello, son los protagonistas del vídeo del Domund de este año, en el que se muestra la belleza de la misión universal en una variedad de carismas, localizaciones y tareas. De carácter testimonial, pretende acercar sus historias a los colegios y parroquias que este año no podrán recibir la visita física de misioneros, como era tradición.
“A nosotros nadie nos paga por estar aquí”, explican Juan Pablo Trenor y María Martínez, una familia del Camino Neocatecumenal con cinco hijos que viven en Arusha (Tanzania). Entre cortes de luz y agua, con un idioma que desconocían, viven con sus hijos su vida de fe y acompañan la pastoral de la parroquia. Ellos participan en el vídeo del Domund de este año, al igual que Rosario García, médico, misionera de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, que ofrece en medio de la selva de la diócesis de Yaundé un hospital, donde van muchos enfermos a curarse o a morir con dignidad.
Estos testimonios se unen a los de Antonio López García Viejo –hermano corazonista misionero en Vanuatu (Oceanía)-, Pablo Seco –sacerdote diocesano en Japón-, o Alfonso Tapia –sacerdote diocesano en la selva amazónica-. Todos ellos, desde su particularidad, muestran cómo la Iglesia ha seguido adelante con el mandato de Jesús de ir y hacer discípulos hasta los confines de la tierra. Las diócesis en las que están estos misioneros no podrían subsistir sin la ayuda del Domund.
En estas circunstancias se ha puesto de manifiesto que el papel de la Iglesia es crucial para los más necesitados en países de África, Asia y América. Allí la Iglesia está en primera línea en la lucha contra el virus, la pobreza y el hambre. El Domund es una oportunidad para apoyar su trabajo, y conseguir que las diócesis puedan seguir abiertas en esta crisis sanitaria.
Esta situación urge a los cristianos a hacer más patente, si cabe, su compromiso con la misión en esta campaña. Los enviados a los Territorios de Misión cuentan con quienes participan cada año en el Domund con su tiempo, su donativo y su oración.
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