San Gregorio de Nacianzo enseñaba que la familia es de origen divino. En efecto, la familia forma parte del proyecto de Vida verdadera del Señor. Hoy, ante la irrupción de las neo-dictaduras de las ideologías y de los colectivos (feminismo, LGTB’s, etc.) que imponen sus ideas y sus formas, es acuciante la recuperación de la vocación más auténtica de la familia como fundamento de la sociedad humana. Tanto el Libro del Eclesiástico como el salmo 127 nos ofrecen un cuadro familiar típico. Sin embargo, con el advenimiento de Jesucristo, la vocación divina de la familia recibió la misión de ser una comunidad básica de discípulos del Señor, en la cual cada uno de sus miembros pueda recibir y vivir la fe cristiana con libertad, y acrecentarla, celebrarla y reflejarla en la comunidad parroquial, que es comunidad de comunidades cristianas.
Por eso el Apóstol Pablo, que concibe la familia cristiana como sacramento-reflejo del amor de la Uni-Trinidad, expone un conjunto amplio de valores humanocristianos que cada bautizado está llamado a fomentar en sí y en las comunidades cristianas familiar y parroquial.
Como la familia de Nazaret, es necesario guardar cuidadosamente en el corazón el proyecto divino de Vida para las familias.
Les dejamos un enlace con las lecturas y un video del Evangelio de hoy.
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