El cumplimiento de la Ley es por tanto el camino para agradar a Dios y conseguir la salvación. En el Evangelio, Jesús declara que él no ha venido a abolir esta Ley, sino a darle cumplimiento, es decir, a llevarla a una perfección que va más allá del sólo cumplir normas externas. En oposición a la interpretación casuística de los fariseos que habían convertido la Ley en la ley de cumplir sólo lo imprescindible, Jesús propone una interpretación interior fundada en el amor concreto al prójimo. A través de Jesús, Dios muestra de modo definitivo cómo deben comportarse los hombres entre ellos, en concreto: los conflictos con el prójimo (21-26), la actitud hacia la mujer (27-32), y en la relación a la verdad (33-37). Jesús no impone una nueva ley, sino una nueva jerarquía de valores: toda tendencia a la hostilidad, de deseos sexuales o de búsqueda de provecho personal a través del engaño, debe desaparecer. El comportamiento humano ha de estar al servicio de la fraternidad con el prójimo.
La alusión figurada a arrancarse un ojo o cortarse la mano refiere la firme resolución con la que se debe actuar con respecto a la propuesta de Jesús
Les dejamos el enlace con las lecturas y un video del Evangelio.
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