Todo nuestro entorno huele ya a alegría y a fiesta, lo cual debe ser consecuencia de nuestra certeza de que Dios está con nosotros. Para poder descubrirlo, nos hemos venido preparando interiormente de una forma profunda a lo largo de estas cuatro semana. Manteniéndonos despiertos, atentos y vigilantes, poniéndonos en camino y buscando los signos de esa Presencia.
En este cuarto domingo se nos invita a mirar ya al misterio de Belén con actitud de acogida. Existe una iniciativa, que surgió en Roma hace algunos años, y que está presente ya en algunos otros lugares, entre ellos en España., se llama Una luz en la noche. Consiste en mantener abierta una iglesia, capilla o lugar de culto algunas horas durante la noche con el Santísimo expuesto, y una serie de personas organizadas en grupo de dos llevan a cabo una labor de evangelización. Una de ellas permanece ante el Santísimo orando por los frutos de dicha labor, mientras que la otra sale a la calle, habla de Jesús a los que pasa y les invita a entrar en la iglesia. El que evangeliza acompaña a la persona al interior de la iglesia, se arrodilla con ella y rezan juntos durante un rato. Antes de retirarse, el que ha sido evangelizado enciende una vela, una luz, de ahí en nombre de la iniciativa, y coge de una cesta una tarjeta en la que hay escrita una cita bíblica. Son muchos los testimonios de los frutos que está produciendo esta iniciativa, tanto por parte de los evangelizadores como de los evangelizados. Son muchas las diócesis de España en la que está presente este movimiento. En nuestra Diócesis de Canarias todavía no, este puede ser un buen momento para plantearse iniciarlo.
Acoger a Jesús y dejarse acoger por él, para ser capaces de acogernos a nosotros mismos, muchas veces perdidos y desorientados en la rutina y el agobio de cada día, y para ser capaces también de acoger a los demás, tantas veces pidiendo nuestra atención ante nuestros propios ojos y nosotros, incapaces de darnos cuentas ensordecidos y cegados por el ruido y el destello de la vida.
María es la mujer de la acogida, ella supo como nadie acoger con humildad el mensaje que Dios le comunicó por medio del ángel; acoger con ternura a Jesús entre sus brazos; acoger con atención y cariño a las personas y los acontecimientos que rodearos la vida de su hijo y conservarlos en su corazón; acoger con amor en sus brazos a su hijo muerto y a la nueva humanidad nacida en la cruz; acoger en Pentecostés a la Iglesia naciente; acoger cada día a cada uno de nosotros para acompañar nuestras alegrías, consolar nuestros dolores, y llenar de esperanza y de confianza nuestras aspiraciones. Que ella nos enseñe en esta última semana del Adviento a tener siempre esa misma actitud de acogida. Que nos ayude a presentarnos ante el misterio de Belén con el mismo espíritu y actitud de acogida con que lo hizo ella.
Les dejamos el enlace de las lecturas y un video del Evangelio.
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