Un gran motivo nos reúne nuevamente en la casa de Dios en este Vigésimo cuarto domingo del Tiempo Ordinario: la misericordia de Dios es infinita y aún con nuestros pecados, Dios nos perdona si nos arrepentimos.
Hoy se da de nuevo una coincidencia de las tres lecturas en una dirección: el perdón de los pecados por la misericordia de Dios. Tanto Yahvé, que perdona a su pueblo por intercesión de Moisés, como Pablo, que se siente él personalmente objeto del perdón de Cristo, como las tres parábolas de Jesús en el evangelio, nos invitan hoy a considerar esa Buena Noticia del perdón y del amor de Dios.
Les dejamos un enlace con las lecturas y un video del Evangelio.
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