Manos Unidas lucha contra el hambre y promueve el desarrollo humano integral y sostenible de todas las personas. Durante este año, el segundo de nuestro plan de trabajo trienal dedicado a la defensa de los derechos humanos como vía para alcanzar la dignidad y el bien común, profundizaremos en la relación entre la lucha contra la pobreza y el cuidado del planeta, nuestra «casa común».
El modelo de vida dominante, nuestro consumismo, las estructuras de poder y la cultura del derroche en la que vivimos, provocan, como señala el Papa, el actual deterioro medioambiental y las crisis humana y social que lo acompañan y refuerzan (Laudato Si’ 5).
La pérdida de biodiversidad, la contaminación o la sobreexplotación de los recursos naturales destruyen la creación y provocan pobreza, enfermedades, hambre y sed que sufren, sobre todo, las comunidades más vulnerables.
Para afrontar ambas crisis, humana y ambiental, Manos Unidas promueve una cultura ecológica: ser inquilinos y cuidadores en lugar de dueños y dominadores del mundo; luchar por la vida digna de todas las personas; considerar las consecuencias medioambientales de nuestras iniciativas; gestionar de forma integral los recursos naturales; comprometernos con los pequeños agricultores y la agroecología y apoyar a los migrantes que se han visto obligados a abandonar sus hogares por causas medioambientales. Porque quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú.
DENUNCIAS:
Que el maltrato al planeta –y el cambio climático como uno de sus principales impactos– afecta en mayor medida a los pobres de la tierra.
Que en este maltrato tiene un papel predominante nuestro desenfrenado consumismo que provoca, entre otras consecuencias, la sobrexplotación de los recursos naturales, la deforestación y las distintas formas de contaminación.
Que la crisis medioambiental provoca, especialmente entre los más pobres, una crisis humana de proporciones alarmantes: hambre, escasez de agua, incremento de la pobreza o migraciones forzosas a causa del aumento de las inclemencias meteorológicas.
Que para el año 2050 los impactos del cambio climático serán cada vez mayores en tres regiones densamente pobladas del mundo (África subsahariana, Asia meridional y América Latina), incrementando la pobreza y provocando el desplazamiento de más de 140 millones de personas de sus hogares.
DEMANDAS:
El cuidado de la «casa común» como condición indispensable para que toda la humanidad pueda disfrutar de un medioambiente óptimo y todas las personas puedan acceder al resto de derechos humanos.
Una justicia climática efectiva que permita apoyar y acompañar a las personas y a los países más vulnerables para que puedan enfrentar los impactos de la crisis medioambiental, más aún cuando los más afectados son los que menos han contribuido a generar el problema.
Una educación que promueva una conciencia ecológica para sensibilizar y formar a las sociedades en estilos de vida y consumo más justos y sostenibles y, al mismo tiempo, activar legítimos mecanismos de presión y denuncia para que los gobiernos se impliquen en la crisis medioambiental que impide la vida digna de las personas.
QUEREMOS:
Expresar nuestra solidaridad con las personas y los pueblos empobrecidos que son quienes
más sufren las consecuencias del maltrato al planeta.
Manifestar nuestra convicción de que frenar el desastre medioambiental es también asegurar
nuestra propia supervivencia, la de todos sin exclusión, como miembros de una única familia
humana y reducir así el número de personas que sufren a causa del hambre.
Colaborar en la creación de una conciencia responsable que nos ayude a superar la cultura del
descarte por la que todo –animales, plantas, agua, aire, tierra, incluso las personas– se puede
desechar cuando no sirve a nuestros intereses.
Compartir las experiencias e iniciativas de cambio que nos transmiten
nuestros socios locales y las comunidades a las que representan para
lograr un desarrollo más respetuoso con el medioambiente.
Renovar nuestro compromiso con la agricultura familiar, que es
la que garantiza el acceso a los alimentos para más de dos tercios
de la humanidad, desde una perspectiva agroecológica.
Proponer sistemas de producción y consumo sostenibles
y respetuosos con el medioambiente, basados en modelos
agroecológicos, mediante un trabajo de educación y
acompañamiento de la sociedad civil global.
Promover iniciativas de gestión integral de recursos
naturales: reforestación con especies
locales, aprovechamientos forestales o
gestión del agua.
Comprometernos a
cambiar nuestros estilos de vida
para hacerlos más solidarios y sostenibles, reduciendo el despilfarro hasta
eliminarlo.
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