sábado, 11 de enero de 2020

Fiesta del Bautismo del Señor.

    Con la fiesta del Bautismo del Señor concluimos el ciclo de las manifestaciones de Jesús. Parece que rápidamente pasamos de Belén al Jordán, pero los ojos de la fe saben ver la continuidad entre el anunciado por el ángel como “Mesías y Salvador” y el “Hijo Amado del Padre” al que debemos escuchar y seguir.
    Es posible que imaginemos el bautismo de Jesús como un acontecimiento excepcional: de repente, todo se detiene y vuelven sus ojos a aquel hombre que iba entrando en el agua hasta ponerse delante de Juan el Bautista. Parece más probable que sólo los protagonistas se dieran cuenta de aquel acontecimiento: Juan y Jesús, el Padre y el Espíritu. Este texto evangélico nos quiere indicar quién es Cristo, por eso la voz del Padre es tan clara: el Hijo Amado. Si lo ponemos en relación con el ciclo de la Navidad que hoy concluye, podemos afirmar que el mismo que fue manifestado en Belén a los pastores y a los Magos de Oriente, ahora se manifiesta a nuestros ojos. Y Jesús, próximo a comenzar su misión, aparece como el señalado por Dios desde toda la eternidad para llevar adelante su obra. Se nos pide, hermanos, que lo acompañemos por los caminos de Galilea y de Jerusalén, viendo cómo sana a los enfermos, consuela a los abatidos, anuncia el Reino y perdona los pecados. Nuestra tarea, encomendada por el Padre, es “escucharlo”.

   Les dejamos un enlace con las lecturas y un video del Evangelio.


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