CURSO 2019 – 2020
Iniciábamos nuestro Plan Diocesano de Pastoral en el año 2015 con el Lema: “La Diócesis de Canarias en Conversión Pastoral y en Salida Misionera” y como subtítulo “Jesús y su Evangelio nos cambian, nos reúnen y nos envían”.
Ha sido un recorrido con sus luces y sus sombras según las distintas situaciones de las Parroquias y de los Arciprestazgos, pero que ha servido para marcar una línea de trabajo o dirección común en toda la Diócesis. En este tiempo hemos estado profundizando en las tres dimensiones básicas de nuestra fe: el encuentro personal con el Señor, la vivencia comunitaria y la misión como tarea inherente a todo cristiano en razón de su bautismo.
El curso pasado estuvimos trabajando la dimensión misionera, con el lema: “Laicos para la misión”, concretando nuestra reflexión en cinco grandes retos que nos preocupan en estos momentos: La Soledad de las Personas – La Familia – La Juventud – La Pobreza, Marginación y Exclusión – La Sociedad y Cultura.
Una vez que hemos tomado conciencia de esa tarea misionera tenemos que dar los pasos oportunos para encontrar caminos medios que nos ayuden a llevarla a la práctica. Para ello, hemos encontrado un pasaje evangélico que nos va a servir de referencia para el Plan Diocesano de Pastoral de este curso 2019-2020: la Parábola del Buen Samaritano (Lc 10, 25-37).
Esta parábola nos dice de forma muy sencilla como tiene que ser nuestra tarea misionera. El curso pasado decíamos “Laicos para la misión” y definíamos el perfil del laico que necesitamos para llevar adelante esa tarea. Creemos que esta parábola nos ayuda a descubrir cómo tenemos que hacerla.
Cuando le preguntan a Jesús: “Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?”. Él le dijo: “¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?”. Él respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo”
Y cuando le preguntan “¿Quién es el prójimo?” la respuesta es clara: el próximo, el inmediato, cualquier persona concreta que nos encontramos en el camino de la vida, con sus alegrías y sus tristezas, con sus gozos y sus angustias. A esa persona concreta tenemos que encontrarla en el camino, compadecernos, sanar sus heridas y llevarla a la posada”.
Este texto es un ejemplo más “del estilo pastoral de Jesús”, de los procesos que seguía con las personas, de la forma como las trataba, de sus actitudes y gestos hacia ellos, tanto hacia los que se acercaban espontáneamente a Él, como a los que Él buscaba en el camino.
En este texto de Lucas destacan 4 verbos que han de orientar nuestra tarea pastoral y nos darán pistas muy concretas para avanzar y llevar a la práctica la conversión pastoral y la salida misionera, tal y como nos pide el Papa Francisco y que es el objetivo de Plan Pastoral de nuestra Diócesis (2015-2020)
Jesús, con la Parábola del Buen Samaritano, nos invita a salir al camino de la vida, a compadecernos con las heridas de nuestra gente, a sentirnos sensibles ante ellos, a sanar sus heridas, a acompañarlos en su realidad y a llevarlos a la posada, es decir a la comunidad (como hizo el samaritano con el que se encontró en el camino).
Por eso, el lema para este curso 2019 – 2020 es:
“Sanó sus heridas y lo llevó a la posada”
“Anda y haz tú lo mismo”
Este lema quiere ser la aplicación y puesta en práctica del compromiso asumido por todos en el pasado Pentecostés (junio de 2019), en donde salíamos desde nuestra Catedral a la Plaza de Santa Ana, para hacer realidad el compromiso de ser Luz y Sal con los que nos encontráramos en el camino.
Por ello, en este curso queremos conjugar juntos estos cuatro verbos para así responder a los retos que trabajamos el pasado curso.
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