Por un lado, Josué y Juan, pretenden salvaguardar la posición de su maestro impidiendo el ejercicio de estos carismas (profecía / exorcismo) fuera del grupo habilitado para ello. Con esta actitud contrasta la de Moisés y, por supuesto, la de Jesús. Moisés, con plena rectitud de intención, no busca la exclusividad en la posesión ni en la transmisión del espíritu. No teme competidores en su tarea. Atendiendo al bien del pueblo se alegra de que la donación del espíritu haya favorecido a otras personas, es más, lo desea para todos los israelitas (11,29). La misma postura encontramos en Jesús, para quien obrar en su nombre no es cuestión de estar dentro o fuera del grupo, sino en el estar con él, un posicionamiento que tiene como consecuencia estar dentro o fuera del Reino de Dios.
Les dejamos un enlace con las lecturas y un video del Evangelio.
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