viernes, 16 de septiembre de 2016

XXV Domingo del Tiempo Ordinario

     Celebramos el XXV Domingo del Tiempo Ordinario.
     San Juan Crisóstomo –un padre de la iglesia del siglo IV– escribió una página memorable sobre la manera en que una persona puede enriquecerse. Se podría resumir en una frase: “El rico es ladrón o hijo de ladrones”. Es una afirmación provocativa, quizás demasiado drástica, sin embargo el texto que se nos propone este domingo como primera lectura parece confirmarlo.
     En la parte de la carta a Timoteo que se nos propone, Pablo da disposiciones relativas a la oración en la comunidad cristiana. Recomienda hacer “peticiones, súplicas, oraciones y acción de Gracias por todas las personas, por el rey y los poderosos”. El pasaje concluye con una recomendación: “Quisiera, entonces, que en todas partes la gente ore, elevando sus manos…libres de enojos y discusiones” (v. 8).
     La parábola del Evangelio siempre ha despertado una cierta vergüenza porque, al parecer, el administrador deshonesto es elogiado y no puede recomendarse a los cristianos que lo imiten. Para entender su significado y dar sentido a todos los detalles, deben establecerse el cómo y cuándo este administrador engañó a su amo. Más que contar una historia, parece que Jesús hace referencia a un acontecimiento de su tiempo. Los hechos son tan claros y fuera de toda duda que el administrador no intenta justificarse o inventar una explicación. “Yo les digo que con el dinero sucio se ganen amigos, de modo que, cuando se acabe, ellos los reciban en la morada eterna” (v. 9). Esta es la frase más importante del pasaje de hoy. Sintetiza toda la enseñanza de la parábola.

     Les dejamos el enlace con las lecturas y un video del Evangelio.


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