En este vigésimo cuarto domingo del Tiempo Ordinario, la liturgia nos lleva a dar un paso más en la misma dirección del domingo pasado: no solo hay que saber corregir al hermano que falla, también debemos saber perdonar, así como nosotros pedimos perdón también a Dios.
Las lecturas de hoy nos dan una gran lección sobre el perdón y nos llevan a reflexionar sobre nuestra misma situación de necesidad de perdón de Dios ante nuestras ofensas. No se puede pedir a Dios lo que no se ofrece al prójimo. El salmo nos llevará a cantar esa misericordia de un Dios que nos perdona y nos llama a hacer nosotros lo mismo.
Les dejamos un enlace con las lecturas y un video del Evangelio.
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